miércoles, 23 de julio de 2014

DÍA 23 Fuerza de Dios

INICIO
Nos disponemos a encontrarnos íntimamente con Jesús; en una posición que nos permita respirar hondamente, oxigenar nuestro cerebro respirando y sentir como el aire pasa por nuestra nariz, como llega a los pulmones, retenerlo por unos segundos, al exhalar saquemos todo lo que nos estorba para ese diálogo que queremos El Señor. 

Seamos consientes de nuestros sentimientos y las sensaciones de nuestro cuerpo al encontrarme con Él, sentirlo cercano, junto a mí y me toca el hombro, o mi cabeza, con ternura. ¿Cómo recibo esa caricia?  En calma y silencio, disfrútalo…

CONTEMPLACIÓN
Les invito a leer y meditar Mt 26, 6 - 10:
“Estando Jesús en Betania, sentado a la mesa de Simón el leproso, se le acercó una mujer con un frasco de mármol lleno de un perfume muy caro, y se lo derramó en la cabeza. Al ver esto los discípulos se enojaron y dijeron ¿con qué fin tanto derroche? este perfume se habría podido vender para ayudar a los pobres. Pero Jesús se dió cuenta y les dijo: ¿por qué se molestan con esta mujer? lo que hizo conmigo es una buena obra."

Nos quedamos un momento con cada uno de los personajes, Jesús, la mujer del perfume y los discípulos enojados, para escuchar su palabras, ver sus actitudes y descubrir lo que Jesús nos revela, como a los discípulos:

·         los sentimientos y pensamientos que hay en el corazón y mente de cada uno,
·         vemos esa fuerza de Jesús, su entereza y claridad para:
o   mirar en el corazón de cada uno
o   decirle a los enojados discípulos, realmente lo que los lleva a no ver con buenos ojos el gesto de la mujer

REFLEXIÓN
Ahora te invito a reflexionar como se siente Jesús con cada uno de nosotros, con lo que decimos, lo que hacemos, con nuestra presencia… ¿hacemos lo posible para que la gente se sienta cómoda, feliz, contenta?  ¿Doy lo mejor que tengo, me entrego con fe y amor?
¿Descubro como la fuerza transformadora de Jesús, también esta en mí?

COLOQUIO

Terminamos agradeciendo la maravillosa oportunidad de reconocer su fuerza en nosotros, en nuestros dones y le ofrecemos nuestra disponibilidad y empeño en hacerlo presente. ¡Gracias Jesús

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